
El amor cambia
Tomás Suárez 4º "A"
Hace exactamente cinco años Gonzalo se despertaba con la triste noticia de que su abuela había fallecido. Ella fue un gran pilar en su vida y era quien le brindaba el amor más infinito. En ese momento, vinieron a su cabeza recuerdos y cosas que ella exclamaba en las tardes que pasaban juntos, como por ejemplo: “¡Cuando me muera ni se te ocurra vivir llorando, ni quiero estar en un cajón ahí y todos depresivos, por Dios prometémelo!”; además de mirar la película favorita de ambos llamada “La imaginación es más importante que el conocimiento”, o el solo hecho de tomar mate.
El momento de recordar terminó cuando su hermano entró corriendo en la habitación y le dijo: “Esta vez no sólo necesitaremos ser veloces, además debemos ser fugaces, no podemos llegar tarde al velatorio de la abuela”. Se cambió lo más rápido que pudo y fueron hasta aquel lugar donde al principio tenía miedo de entrar y a la vez, bronca por haber perdido a su abuela. El velatorio pasó rápido, por suerte, y fue después de aquello donde realmente entendió la frase: “Las imágenes detienen el tiempo en esta vida que pasa tan rápido”. Ahora quedaba en él, recordar a su abuela en ese cajón de madera, en esa habitación fría o no. Pero se dio cuenta que la vida es resistencia y que él podía superar lo ocurrido.
Durante todo el tiempo que siguió, Gonzalo, tuvo todo el acompañamiento de sus amigos quienes le decían cosas raras como “¿Qué amigo es un amigo si no te tiene como amigo aunque sean amigos? ¡Dale tenés que salir adelante, vamos a jugar al fútbol! " Lo llevaban a andar en bicicleta, a pasar el día en el campo o a bailar.
En el boliche fue donde conoció a una chica. La forma de entablar una conversación con ella fue la más pava del mundo, le dijo: “Dicen que bailar es soñar con los pies y debes soñar bastante porque bailas muy bien”. Aquella charla llevó a que se intercambiaran números de teléfono y comenzaran a mandarse mensajes. En uno de aquellos mensajes el le dijo que todos caminan por lugares diferentes sabiendo que el mundo es redondo y le pregutó si ella quería caminar el mundo con él. De esa forma surgió el noviazgo. Un noviazgo que comenzó cuando sus amigos lo llevaron a bailar para que se olvidara del triste momento que había pasado con la muerte de su abuela y que seguramente de esa situación cobre sentido la frase: “No hay mal que por bien no venga”, por lo menos para él. Y como "la amistad es lo más preciado que puede haber entre las personas" decidió contarle a sus amigos del noviazgo con Fernanda, así se llamaba la chica, acto seguido, les dio las gracias por haber sido ellos quienes lo llevaron al lugar donde la conoció.
Gonzalo y Fernanda siguieron estando juntos por varios meses y su amor se volvió más fuerte. Todas las mañanas se mandaban mensajes con el típico "buen día" y con alguna frase linda. Nunca una frase de esas burdas como: “Sos el arroz de mi alto guiso” si no más bien otras del estilo como: “Que suban los telones de mis ganas de reír, que le tapen la boca si se pone a discutir”, entre otras.
Con el tiempo decidieron irse a convivir juntos y alquilar un departamento en Capital Federal. Al contarle a sus padres le dijeron que el motivo por el cual tomaron esa decisión fue porque "los momentos más felices de la vida se comparten con las personas que más amas" y como ellos se amaban querían hacer eso. Esto iba a significar un gran cambio en sus vidas, debían abandonar las cosas que más amaban, para comenzar una nueva etapa, ya que de allí podía surgir una hermosa familia.
En este momento, Fernanda está embarazada y estudia su amada carrera de Medicina, Gonzalo trabaja en un negocio de telas y también estudia, pero en su caso, la carrera de Arquitectura. Ambos piensan en casarse. En el caso de Gonzalo la frase que repetía una y otra vez al morir su abuela: “Me gustaría despertarme con amnesia y olvidar todos los estúpidos recuerdos”, ni siquiera la pensaba, ya que estaba orgulloso de lo que había formado y del sacrificio que había hecho porque a veces tenemos que abandonar lo que más queremos por las personas que amamos.