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Diana

Belén Rodríguez Goyanes 4º "A"

   Vi a Diana dejar una caja en la puerta de mi casa. La ignoré. ¿Por qué lo hice? ¿Cómo pude ser tan idiota? Es el día de hoy que me lo sigo preguntando. Saber que ella había confiado en mí y no haber hecho nada al respecto, es una cuestión que muchas veces no me deja dormir en las noches. Su recuerdo me causa insomnio.

  "¡Cuando me muera, ni se te ocurra vivir llorando, ni quiero estar en un cajón ahí... Y todos depresivos... ¡Por Dios prométemelo! Porque sería insólito llorar por una persona que de una vez por todas logró la paz, lejos de todo el sufrimiento y la decepción de este catastrófico mundo...”   El texto no tenía fecha, pero ella lo había escrito. Yo misma lo encontré aquél día.   Recuerdo que, fui a buscar la caja y me puse a ver qué había en ella.   Entre esas cosas, estaba su cuaderno personal, cuestión que a nadie le había confiado hasta este día.

     En ese momento me sentí especial, porque demostraba que nuestra amistad había superado cualquier tipo de límites y que confiaba en mí plenamente… Mi mente se puso a pensar, y atando cabos, caí en la cuenta de lo que ocurría. Mi pecho se cerró y la vista se me había comenzado a nublar.   ¿Cómo no me había dado cuenta?  Una persona tan querida por mí estaba pensando eso  y yo no lo sabía.   Tremendo.

    Desesperada, seguí buscando, con la esperanza de encontrar quizás algo que diga que solo se trataba de un texto para un proyecto, que esto no estaba ocurriendo. Y finalmente entre dibujos extraños y otras anotaciones, encontré otro texto, que decía algo como: “Nadie dice que será fácil ya que la ausencia de una persona es terrible, más cuando ésta será eterna y realmente no sabemos adónde estará, pues la ciencia no dice qué es lo que sigue después de Todo. Pero de todas formas, olvídense de eso, "la imaginación es más importante que el conocimiento" ya que ésta no tiene límites. Hagan el esfuerzo de imaginarse de la mejor forma posible. Y a los demás, les diría que se pudran, pero... ¿Pensándolo  mejor, para qué hacerlo?   Todos ellos me llevaron a descubrir que el mundo es una completa escoria, y lo agradezco. Es increíble cómo se puede ser tan sarcástico en medio de tanto dolor".

   En ese momento, dejé de leer. Tiré el cuaderno a un costado y salí de mi casa tan rápido como mis piernas lo permitieron. Con un nudo en la garganta y la vista nublada, llegué lo más rápido que pude, pero la imagen que vi a continuación quedará en mi mente por el resto de mi vida. Porque no hizo falta entrar a la casa y ver con detalle para darme cuenta de lo que ocurría. Las personas que rodeaban el lugar, el ruido de la sirena de la ambulancia, la camilla tapada que estaban sacando por la puerta principal, invadían mi visión. Esos padres, quienes tantas veces me recibieron en su casa, en este momento lloraban en el marco de la puerta, sin consuelo. Era demasiado tarde.

      En ese momento, me desvanecí. No podía creer lo que realmente estaba sucediendo. No hay palabras para describir lo que sentí.     Es el día de hoy que cada vez que lo pienso, siento que sucedió ayer.

    Dicen que todo lo que vivimos nos deja una enseñanza. Luego de esa dolorosa pérdida, aprendí la gran lección y entendí la importancia de cuidar de las personas que nos rodean. Porque la historia no puede volver a repetirse. Porque nadie merece sufrir lo que ella.     "Esta vez no solo necesitaremos ser veloces", sino que también debemos ser capaces de escuchar los gritos silenciosos. No sabemos cuándo el otro está sufriendo.

  “Ella vivía sonriendo”, pensaba cada noche en la que no lograba conciliar el sueño. “Ella era feliz, lo demostraba”, me repetía a mí misma. Pero luego reconocí que la que vivió en una mentira fui yo. Me engañó, nos engañó a todos, y ahora se llevó con ella la vida de todos los que conoció. Las personas que más se ríen, incluso de las cosas más absurdas, son las que más sufren, las que peor se sienten, las que más se odian a sí mismas. Y finalmente lo comprendí: Diana, mi mejor amiga, a la que veía todos los días, estaba más que mal, y ese trastorno que sufría acabó literalmente con ella. Nunca me di cuenta de lo que sucedía.

     Pasó un tiempo hasta que me animé a tocar el cuaderno. Más dibujos, más notas, y otro texto más: “Cuando ya no esté, no quiero que nadie llore, porque no me iré del todo. Los recuerdos siempre quedarán presentes en nuestra memoria, y más los que están plasmados en fotos, porque "las imágenes detienen el tiempo en esta vida que pasa tan rápido". Y lo siento muchísimo por aquellos que me quisieron, pero yo detendré mi tiempo, aquí y ahora. Yo soy la rara, ustedes están bien, lo superarán, sobrevivirán, saben que la vida es resistencia”.

     Con mucho dolor, avancé un par de páginas y encontré algo que me llamó la atención: “¿Qué amigo es un amigo si no te tiene como amigo aunque sean amigos?” Como imaginarán, no entendí la frase. Y no entendía cómo hizo ella misma para comprender al escribirla.  ¿Será que estando en ese estado, su mente trabajaba más rápido de lo normal?

       Pasó tiempo hasta que hablé con mi madre por primera vez acerca de ella. Tuvimos una larga conversación, y su sermón me hizo llegar a la conclusión de que es mejor invertir el tiempo y energía que usaba en los pensamientos negativos, en hacer algo que recomponga mi ánimo y que a su vez me ayude a recordarla. Entonces me puse a pensar que Diana siempre decía que amaba bailar, porque "bailar es soñar con los pies". Y a partir de ese momento, cada viernes, ponía su canción favorita y bailaba. Llevé el dolor de su recuerdo a la alegría del baile, hice esto durante dos meses.

      Su notoria ausencia, desde el primer momento, me hizo pensar en la vida misma y entender que lo mejor está en disfrutar cada momento con las personas que amás, porque puede ser el último. Si te distanciás de alguien, tenés que saber que no todo está perdido. "Todos caminan por lugares diferentes, sabiendo que el mundo es redondo", por lo que pueden volver a encontrarse. Pero si esto no sucede, recordá que todo pasa por algo y que puede que ese algo sea para mejor. Después de todo, "no hay mal que por bien no venga".

       Entiendan de una vez la importancia de valorar a la familia, y a los amigos ahora que están, porque "la amistad es lo más preciado que puede haber entre las personas.

       Ella fue una gran amiga para mí, y sé que yo fui una gran amiga para ella, porque en esa caja, también dejó una carta bastante larga, en la que me dijo un montón de cosas, pero destaco lo siguiente: “La amistad multiplica alegrías y divide tristezas”  Y en eso coincido totalmente. Los amigos son quienes pueden levantarte el ánimo solo con contarte un chiste, o diciendo una frase insólita como “sos el arroz de mi alto guiso". Son una de las mejores cosas que tiene la vida. Y estarán algo dementes, pero valen la pena. Cuando estás con ellos, sentís como si todo en tu interior reviviera, como si solo existiera lo bueno. Sos hasta capaz de decir frases tan positivas como “Que suban los telones de mis ganas de reír, que le tape la boca si se pone a discutir”, aún si minutos antes sentías que tu mundo caía a pedazos.

     Los amigos pueden salvarte, aunque ellos no se den cuenta de eso. Nadie sabe por qué, debe tener un significado más profundo de lo que la mente humana puede alcanzar, pero por eso mismo, "no hables de lógica entre monos, o sentirás el aullar de los lobos"No pretendas que alguien lo entienda, vivilo y ya.

    Vivirlo, eso es lo importante, porque "los momentos más felices de la vida se comparten con las personas que más amás"Voy a guardar en mi memoria cada momento vivido con Diana, y aunque pensar en ella me llene la mente de preguntas, o sienta que "me gustaría despertarme con amnesia y olvidar todos los estúpidos recuerdos" sé que tengo que seguir adelante por las personas que hoy en día están, y dar por ellos lo mejor. Es cierto que van a estar cuando todo se complique, y... ¿Cómo no recompensarlos? Por eso "es que a veces tenemos que abandonar lo que más queremos por las personas que más amamos".

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