
Carrera al futuro
Lucas Cendler 4º "A"
"No hay futuro sin un pasado alguno", es lo que el abuelo siempre dice, creyendo estúpidamente que podría lograr algo en mí, como si al otro día ya me hubiera convertido en miembro de la Suprema Corte, o en un reconocido abogado. Siempre le recalqué que "las personas frías demuestran sus sentimientos cuando son verdaderos", y que era el tipo de persona que soy, por ende, él no podía esperar que me gustase seguir el trabajo de mis viejas generaciones, tanto como a él le gustaba. Sufrí tantas frases “motivadoras”, o como yo les digo: obligaciones, de parte de mi familia con el fin de seguir sus carreras, que me harté . Algún día estas frases iban a dejar de ser motivadoras, y ocurrió cuando la abuela llegó y me dijo: "No sos inservible, servís de mal ejemplo para tus primos y hermanos". No soy un mal chico, simplemente no seguí la carrera de repostería que a ella le gustaba.
Todos me preguntan qué pariente voy a utilizar como ejemplo para elegir una carrera, pero no qué carrera quiero yo. Mi madre, en cambio, me apoya en mi sueño de viajar por el país recitando oraciones y viejas canciones a la gente desconocida que me encuentre. Es algo muy tonto, pero es lo que me gusta, y sé que tanto a mí como a las personas con las que hablé, nos pondrá de buen humor. Un claro ejemplo de esto, fue cuando me encontré a aquella chica en la plaza, solo me bastó verla reír para que me acercara y le dijera: "Tu sonrisa tan resplandeciente a mi corazón dejó encantado". Ni bien terminé de hablar, corrí sin voltear a tal velocidad que ningún auto sobre la faz de la tierra sería capaz de alcanzarme. Bueno, al menos en el tiempo que tuve fuerzas para seguir. Cuando llegué a la segunda esquina ya estaba agotado y volteé a ver. No había señales de raros comportamientos, así que me acerqué a hablarle y preguntarle que le pareció lo que le dije. Y su respuesta fue positiva.
Más allá de no conocerla, me contó que mi frase la dejó sorprendida, esto se debe a que habían pasado días de su ruptura con el novio. ¿Qué tiene que ver esto con aquello? Se siente culpable por la separación, y todo le recuerda a él. Además dijo no era capaz de estar con otra persona. Le dije que "la vida es una sola y que hay que disfrutarla", también le aconsejé que pase tiempo con su familia y amigos. En ese momento recordé lo que alguna vez me dijo la abuela y se lo dije: "Ojalá nunca te abracen por última vez, hay tantas personas con quienes estar y pocas con quien ser". En menos de un segundo, rompió a llorar y me dio las gracias, y un gran consejo, que sea yo mismo y que no me deje cambiar. Después de esto cada uno se fue por su lado, sin siquiera saber el nombre del otro.
Pasaron los días. Estaba yo en camino a la Exposición de Carreras Universitarias ya que era el día de elegir una. Estaba seguro que al menos una debía gustarme, tenía tantas opciones que debía hallar una para mí. Cuando entré, cincuenta stands de todo tipo de carrera me esperaban, fui una por una. Había algunos stands muy llamativos, con carteles y hasta muñecos inflables. Por ejemplo, el stand de abogacía regalaba tarjetas con la frase: “Podrán imitarnos, igualarnos jamás”. El stand de Física tenía un gran muñeco de Einstein que decía: “El tiempo es relativo”. Y el stand de Artes y Manualidades un enorme cartel, con la frase: “Del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer”. Iba recorriendo los stands cuando me topé con el director, su trabajo en ese momento era ayudarnos a elegir una profesión e incentivarnos. Recuerdo que me dijo que "vivir la vida a pleno, pasar desafíos y disfrutar el cambio, eso es vivir", eso pensaba él. Luego, me quedé a escuchar sus conversaciones con los demás aspirantes. No pasaron cinco minutos que su inspiración para dar frases se acabó, y recurrió a los clásicos como: "Lucha por tus sueños" o "Persevera y triunfarás". Hasta que llegó un momento que un alumno le dijo "La paz en mí nunca la encontrarás", su cara de desconcierto era igual a la mía. Pasadas dos horas, me fui de la exposición, sin un futuro decidido. La cara de mis padres lo decían todo, era una vergüenza para la familia.
El recorrido a casa solo me hizo pensar que estaba en lo correcto, ninguna de las carreras era para mí, y lo sostenía firmemente. Estaba equivocado al creer que podría encontrar un viaje entre cincuenta destinos diferentes, pues, mi avión no despegó. En ese momento pensé, "será la vida que siempre nos pega un poco".
"Aunque me caiga y me lastime, seguiré corriendo hacia mis sueños". Un tonto cartel en una exposición y adultos que reflejan que tomaron la decisión incorrecta, y solo quieren que haga lo mismo, no me obligarán a no ser quien soy. "Yo creo en no arrepentirse, creo en dejar las cosas fluir, yo creo que todo pasa por algo". Así que no regresé mi mirada atrás.
Recuerdo perfectamente el día en el que mi otro abuelo, antes de partir, me dijo que "cumple sus sueños quien resiste", y yo resistí. Resistí que gente desconocida me dijera que si hacía lo que ellos, sería grande, y en sus caras reflejaban lo pequeños que eran. Resistí el capricho y desilusión de mi abuelo por no ser igual a él. Resistí la vergüenza de mis padres. En fin, resistí a la vida y a sus sucios trucos, y eso es todo lo que me importa.