
Puntos suspensivos
Franco maemori
-Al revés, inverso, envuelto en todo y en nada. Ya no me conozco, no me escucho; soy ajeno a mí mismo. Por diferentes acontecimientos en la vida me considero un tipo distraído, colgado; aunque no en todos los ámbitos, siendo yo un excelente oyente; como ha escuchado, un oyente. Sin embargo, no soy para nada distraído en la escritura, es uno de esos momentos del día, generalmente a la tarde, cuando estoy más concentrado; y lo único que me importa es mi relación con el cuaderno siendo así lo único que me da verdadero placer.
En la literatura me encuentro y me quiero un poco más, a veces me pierdo en lo que digo, en lo que pienso. Ha sido asÍ durante toda mi vida y es curioso pensar que por mucho que me guste escribir, hablar es lo que más me cuesta. De este modo, es fácil suponer que soy una persona tímida, callada: puros adjetivos simples aunque prefiero la palabra “introvertido”, y sí, son palabras similares pero pienso que de esa forma se puede embellecer un poco mi descripción. Por otro lado, no hay nada interesante en mi apariencia, ni una sola de mis facciones es lo suficientemente particular para que sea recordada como tal. En verdad, como ya podrías haber imaginado, no hay muchas personas que sepan quién soy o cómo luzco.
Le preguntas al individuo cómo se llama.
-¿Eh? ¿Mi nombre?
La silueta parece esbozar una sonrisa.
-Sos el primero que pregunta algo como eso. Bien, mi nombre es…..