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El asesinatos de los inocentes

 

El verano del año 1990 no va a ser fácil de olvidar ya que había ocurrido el asesinato de dos adolescentes de 14 años de edad, en un pueblo muy tranquilo en las Sierras de Córdoba.

Pasados varios años, ya en 2004, todavía no se encontrado a los responsables de aquel brutal asesinato.

Sus padres aún no perdieron las esperanzas y siguen luchando para que el caso no sea olvidado, pero a pesar del esfuerzo de los policías no pudieron hacer mucho con las pocas pistas y testigos que tenían a su alcance. Uno de los policías fue a ver al padre de una de las adolescentes y le recomendó un detective que había resuelto varios casos de homicidio. Él le agradeció y habló con su mujer. Ambos tomaron la decisión de buscarlo. Días después fueron a su oficina y pidieron si los podía ayudar, ya que querían que su hija Sara descansara en Paz y ellos como podrían continuar sus vidas o lo que quedaba de ellas.

El detective Pereti los escuchó con atención y les prometió hacer lo imposible para hallar a los responsables, ya que él tenía una hija de la misma edad.

Pereti sin perder tiempo fue al lugar del homicidio, éste era un hotel muy concurrido en las temporadas de verano e invierno llamado Hotel San Martin. Desde aquel trágico suceso el hotel no volvió a ser lo mismo.

El detective teniendo ya las pistas y testigos comenzó a trabajar sabiendo que las víctimas, según la autopsia, habían sido asesinadas con un utensilio y se sospechaba que era con un sacacorchos, específicamente, pero que jamás lo encontraron. Y como testigos eran dos mucamas que aseguraban haber visto a un hombre sospechoso salir de la misma habitación de Sara y su amiga, éste parecía muy nervioso y no se le veía la cara.

Al entrar a esa habitación se encontraron con el horror mismo al ver a aquellas adolescente con heridas en la cabeza y preparado para ir a la piscina.  Sin perder más tiempo llamaron por ayuda pero ya era demasiado tarde. Y esa fue su declaración.

 Éste caso parecía muy difícil ya que no tenían sospechosos. Tras meses de investigación Pereti, exhausto, se detuvo a ver la escena del crimen centrándose sin ningún motivo en la heladera del hotel ya que había recordado que en la autopsia se sospechaba que habían sido asesinadas con un sacacorchos. ¿Y si el sacacorchos fuera magnético?

Luego de que los policías revisaron la basura inmediatamente después del crimen, Pereti fue directamente al conducto de la cocina y encontró el sacacorchos magnético pegado a un costado del ducto… Entonces el detective con mucho cuidado lo agarró y lo llevó con un amigo que era forense. Una semana después el amigo, le daba los resultados. Había huellas del padre.

Asombrado el detective empezó a interrogar al hombre hasta el punto de quebrarlo. Éste  comenzó diciendo lo que hizo y porqué.

 Por celos a su madre -había dicho- ya que ellas tenían una relación apegada y él tan solo tenía trastornos psicológicos. Ella lo había abandonado casi. María por defender a su amiga también tuvo su mismo fin.

Lo condenaron a cadena perpetua y Marta, la madre de Sara, se sintió aliviada por haber tenido justicia por ella, nunca más volvió a ver a Alfonso, su marido.

Cada verano y en el cumpleaños de Sara lleva flores a su tumba con la compañía del detective Pereti.  

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